Internacionalizarse significa entrar en nuevos países y trabajar con nuevos idiomas. Las grandes empresas ya hace tiempo que saben que los idiomas y las comunicaciones pueden hacer que ganen o pierdan oportunidades de negocio. En cambio, un porcentaje significativo de pymes pierden contratos como consecuencia de la falta de competencia lingüística e intercultural, y ya están empezando a darse cuenta que necesitan invertir en lengua como un componente de su desarrollo empresarial.
Además de los aspectos lingüísticos, en las relaciones empresariales es muy importante comprender con claridad y desarrollar cierta sensibilidad hacia las diferencias culturales, formas de comportamiento y estilos a la hora de hacer negocios. En los países occidentales, es más sencillo, pero se complica cuando hay que tratar con países orientales, como por ejemplo China, Japón o países de cultura musulmana, debido a barreras tanto lingüísticas como culturales. Hay que llegar a todos los rincones del mundo, hay que llegar rápido, pero también hay que hacerlo bien.
¿Cómo se puede llegar? Además de las acciones comerciales imprescindibles, hay una herramienta poderosa que es la tarjeta de presentación de una pyme: la página web, su cara más visible en el mundo. Cualquier posible cliente, proveedor o socio que quiera conocer una empresa, cuál es el equipo director, qué puede ofrecer, etc., lo comprobará entrando en su página web, y obviamente también en las redes sociales.
En la red sólo tenemos dos argumentos para convencer: la imagen y la palabra. En cuanto a la imagen, las empresas suelen encargar webs vistosas y atrayentes. La palabra, es otra cosa. Encontramos muchos textos en Internet que no reflejan la imagen que la empresa quiere ofrecer y demasiadas veces encontramos que son poco claras. Aparte, no tienen versiones en otros idiomas que les permitan un proceso de internacionalización exitoso. Por eso, disponer de una web en los idiomas adecuados hacia donde se quieran expandir, y hacer el mantenimiento lingüístico, es absolutamente necesario para las empresas que han optado por hacer de Internet otra vía para abrirse a los mercados internacionales.
Es obvio que cada vez más las empresas tienen que cubrir estas necesidades; tienen varias opciones para hacerlo: incorporar recursos humanos a la empresa o bien, y es una vía cada vez más utilizada, externalizar el servicio de lenguas del mismo modo que se externalizan la gestión de la comunicación o los servicios jurídicos.
El objetivo del servicio de lenguas no es ofrecer un mero servicio de traducciones de las lenguas más habituales y a las nuevas lenguas fruto de la internacionalización, sino un servicio mucho más amplio que:
a) ayude a las empresas a lograr la excelencia y las dote de las herramientas lingüísticas necesarias para moverse por los mercados internacionales;
b) consiga reducir costes y ajustar precios;
c) resuelva sus necesidades lingüísticas de forma que no tengan que preocuparse por ello y
d) ahorre quebraderos de cabeza, mediante una planificación estratégica conjunta de las acciones que quieren llevar a cabo.
Una vez que una empresa ha reconocido la importancia de desarrollar una estrategia lingüística, debe confiarse a un gabinete de lenguas que pueda ofrecerle desde la traducción de una carta comercial o la contratación de intérpretes, hasta cursos de habilidades comunicativas o la elaboración y traducción de contenidos de webs y redes sociales.
En conclusión, si las empresas reconocen la importancia de abordar sus necesidades lingüísticas y además aplican la estrategia lingüística apropiada, conseguirán aumentar su competitividad en los mercados globales; una oportunidad que no deben dejar pasar para invertir en su futuro.
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